miércoles, 25 de julio de 2018

Cap. América en la Lotería Mexicana



Aquella mañana tras subir a una pirámide maya, un inquieto pajarillo cantor voló hacia mí, y sobre una mano me colocó la fotografía del triste hallazgo... era él. El ave se me acercó a una oreja y enseguida me lo contó todo:

Ese músico y compañía, lo animaron aún más, con aquel tambor y aquel bandolón… ¿pero, qué le ocurrió? ¿Qué será del mundo sin usted?
Usted tan catrín y tan valiente mi capitán, por conquistar el corazón de esa dama no se conformó con la botella, quería usted incluso acabarse un barril, y claro, terminó borracho.

Era media noche cuando sonó la campana y tuvo la gran idea, de ser pájaro y hacer la voz de un cotorro. Se animó al imaginar sus labios rojos como una sandía y su cuerpo de sirena, que intentó primero y locamente trepar por un árbol, o era un pino… ¿o era una palmera? No se sabe bien. Desistió y optó mejor por ascender por una escalera. Usted no se callaba (dicen, cuentan que siguió con voz de perico) y que llevaba una rosa en una mano, cuando de pronto un fulano con rasgos de apache asomó por la ventana y le arrojó un melón gigante, y al no atinarle, de inmediato le aventó una maceta, dándole en su cabeza.
Por querer alcanzar la luna… ya no verá más el sol. Es feo pensar en la muerte… sólo espero no le vea la cara al diablito, sino que esté ahora en paz, tocando el violonchelo, o mejor aún, el arpa.
Fue increíble perder así la cabeza, y, hasta una bota desapareció.

Dicho el chisme completo, el pajarillo voló y voló muy lejos sobre los árboles, hasta perderse de vista.


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