miércoles, 10 de octubre de 2018

Los Jardines de Mercedes (versión 200 palabras)



─¡Hola, buenos días!  ¿Tú tocaste el timbre?
─Sí, buenos días... para saber si me necesita para limpieza.
─Sí, casualmente sí... pero para quién, ¿para ti?
─Sí. Mi mamá me dio permiso de trabajar por las mañanas.
─Pero, ¿qué edad tienes?
─Once.
─¡Oh, estás muy pequeñito!... pero si en verdad quieres, puedes comenzar hoy mismo.

Hoy se cumplen 34 años que aquella amable señora, casi anciana, de corazón caritativo y de rostro bondadoso me mostrara los amplios jardines de su casa. Me daba desayuno y luego me ordenaba qué hacer: barrer y regar siempre ambos jardines, limpiar el garage y dos coches setenteros.
Después de trabajarle por cuatro años, salí de la ciudad. En ocasiones me llegaban noticias de ella, decían que deseaba mucho volver a verme, pero… nunca regresé.
¡He soñado tantas veces que sigo recorriendo los jardines de doña Mercedes!
Ahora, gracias a Google maps, pude recorrer las calles por las que caminé cuando niño para ir a aquella casa. Mi corazón se estremeció… la encontré, con apariencia arruinada, desolada, totalmente alejada de los destellos de opulencia que poseía. Sencillamente, sus habitantes con el pasar del tiempo abandonaron la morada terrenal, donde estoy seguro de que fueron muy felices.

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