jueves, 23 de junio de 2016

La Invitación



─ ¿Qué haces aquí, muchacho tímido pero inquieto y de mirada soñadora?


─El destino me trajo hasta aquí; sólo sé que vine para descubrir mi vida,
 aún no lo sé, quizas sea junto a la suya.

─He de mostrar mi agrado y aceptación a quien me aborda con gentileza,
pero hazme el favor de hablarme de tú.

─Es que, veo en su rostro el peso de la experiencia y la sabiduría, y se lo digo
con honestidad y admiración, pues desde hace ya tiempo que quería conocerle.

─Yo, podría abrazarte con tal fuerza y calidez que no querrás soltarme nunca.
Así que tú decides si solo estas aquí por curiosidad, por visitarme o porque
eres tierno pero a la vez decidido; porque necesitaré que seas pertinaz pero
también muy afectuoso.  ¡Estás invitado si estás dispuesto!

─ ¡Gracias por el ofrecimiento! He de valorar cada una de sus atenciones, he de
considerar seriamente su propuesta pues, adicional a sus palabras, luce usted
un atractivo muy especial y me es imposibe el ser indiferente a lo que veo. 

─Tengo mucho por mostrarte, hasta podrías nutrirte de mis conocimientos,
podrías dejar tus huellas en mi. Te dejaría llegar hasta donde tú te lo propongas,
solamente dame tu paz e intégrate a mi vida,
dame lo mejor de tu corazón y no te niegues a la seducción.
Dame lo mejor de ti, que cuando avances por mis caminos y con tal fuerza,
consigas que incluso me enorgullezca de ti... y por favor, háblame de tú.

─ ¡Nuevamente gracias!, entonces... quiero quedarme a tu lado.
para soñar y a la vez luchar por mi mañana,
¡Gracias por ser como eres, que pese a tus más de 25 lustros
siempre estás llena de encantos, querida Tijuana!


J. Héctor Buelna M.


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