martes, 21 de junio de 2016

El Árbol, Tú y Yo




Tú, con coloridas mariposas revoloteando por tu estómago.
Yo, con engorrosas hormigas escalando mis pies.
Sonreíste por tu alegoría cuando yo me mostré literal.

Tus sutiles manos tomando las mías fueron preludio del
frenesí de mil caricias.

Tú, querías impregnar un instante de amor
desde la raíz hasta las copas de las ramas.
Yo, quería tallar nuestros nombres sobre el
tronco; intento que la fortuna interrumpió con tus besos.

Pedías que aquella hora durase por toda la eternidad,
Yo, quería aprovechar el tiempo apurando mis ávidos labios
y mis manos anhelantes.

Tus ropas transpiraron el aroma del silente eucalipto,
dádiva crepuscular que anunció nuestra inminente despedida.

Las mías solo ansiaron aprisionar tu olor en un ósculo inmortal,
como bálsamo dulce y ubicuo que me acompañase la noche entera.

Me abrazaste con tal fuerza, consciente de lo incierto del mañana,
desencantada por aquella hora efímera e improlongable.

Yo, correspondí a tu cuerpo trémulo, queriendo grabarme
tus ojos ilusionados en el corazón del alma; ahí donde solo yo les
encuentre al transcurrir los años; que sean el tesoro más preciado,
que de tan grato sea imposible no evocarlo.

Héctor Buelna M.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario