jueves, 23 de junio de 2016

La Invitación



─ ¿Qué haces aquí, muchacho tímido pero inquieto y de mirada soñadora?


─El destino me trajo hasta aquí; sólo sé que vine para descubrir mi vida,
 aún no lo sé, quizas sea junto a la suya.

─He de mostrar mi agrado y aceptación a quien me aborda con gentileza,
pero hazme el favor de hablarme de tú.

─Es que, veo en su rostro el peso de la experiencia y la sabiduría, y se lo digo
con honestidad y admiración, pues desde hace ya tiempo que quería conocerle.

─Yo, podría abrazarte con tal fuerza y calidez que no querrás soltarme nunca.
Así que tú decides si solo estas aquí por curiosidad, por visitarme o porque
eres tierno pero a la vez decidido; porque necesitaré que seas pertinaz pero
también muy afectuoso.  ¡Estás invitado si estás dispuesto!

─ ¡Gracias por el ofrecimiento! He de valorar cada una de sus atenciones, he de
considerar seriamente su propuesta pues, adicional a sus palabras, luce usted
un atractivo muy especial y me es imposibe el ser indiferente a lo que veo. 

─Tengo mucho por mostrarte, hasta podrías nutrirte de mis conocimientos,
podrías dejar tus huellas en mi. Te dejaría llegar hasta donde tú te lo propongas,
solamente dame tu paz e intégrate a mi vida,
dame lo mejor de tu corazón y no te niegues a la seducción.
Dame lo mejor de ti, que cuando avances por mis caminos y con tal fuerza,
consigas que incluso me enorgullezca de ti... y por favor, háblame de tú.

─ ¡Nuevamente gracias!, entonces... quiero quedarme a tu lado.
para soñar y a la vez luchar por mi mañana,
¡Gracias por ser como eres, que pese a tus más de 25 lustros
siempre estás llena de encantos, querida Tijuana!


J. Héctor Buelna M.


Frases y Palabras Tijuanenses

Parte 1  (31-Marzo-2016)




Como le decía a un amigo, que cuando llegué a vivir a Tijuana tuve que aprender un nuevo lenguaje, un tanto callejero, por lo menos el que se usaba entre algunos jóvenes a finales de los ochentas, la cosa era algo así:

Mi carro está yonkiado, mejor agarra la burra o la calafia, te vas a las 5 y 10 y te bajas en el suami (swap meet), te compras unos vans y una suera y te espero en el borlo (o borno) mañana... ábrete, dame quebrada, que me voy a tomar una soda a falta de una birria... y no olvides ir al pary, me cae que allá vas a agarrar una jaina y te la vas a pasar bien curada.

Modismos así, fluían entre otras frases y palabras más que fueron parte de mi choque cultural al provenir yo de Sinaloa y llegar a Tijuana justo a la edad de entrar al bachillerato.

Claro que tuve que aprender todos los modismos tijuanenses, porque yo estaba: ¿qué? ¡qué alguien me explique cada cosa!



Parte 2  (20-Abril-2016)




Más sobre el lenguaje que tuve que aprender y entender al llegar a vivir a Tijuana en 1988, aunque aclaro que no era mi lenguaje, si acaso adopté unas cuantas palabras. Para mi fue como un choque cultural al que me tuve que adaptar lo más pronto posible.

Era 1989, estaba con José Luis, un compañero de aula, a la salida del Cobach, esperando taxi (una guayina café con blanco) o alguna calafia, y se generó una conversación parecida a ésta, una que él comenzó:

─¡Hey sacatón, caele pacá! ¿Ya la hiciste tu jaina, a la werita por la que no entraste a la última clase? O si no te apuras, te voy a tumbar la cura y me vas a tener que wachar como le llego yo.  Ah, y al Neto también le gusta esa morrita, y es bien chacal ese bato, eh!  Tienes competencia y no te estoy cabuleando.

─No, a ella no le gustan así tan... "tripeados" como dices tú. Le gustan más así como "trolos", algo fashion (ya había adoptado algunas palabras para entonces).

─ ¿Sincho? Y tú tan cremoso, jajaja, oye... pos aguas porque ese bato trae una picap bien shaka y un día de estos se la va a llevar a tripear a la Baby Rock y tú ni a baica llegas para llevarla a los burritos del Bol Corona, jajaja.

─Si así fuera, ya será decisión de ella con quien desea andar ─respondí ya fastidiado con sus risitas.

─Bueno, luego no te agüites si él la agarra de acamonchi y la sube a su picap. Luego ya no podrás ni hablarle al Neto porque es un cag...s;  sólo va a presumirte que se las puede de todas todas y tú no.

─¡Ya cállate, puras mensadas dices! Mejor me voy a ir caminando hasta mi casa.

─Al cantón güey, se dice cantón... ¡Ay sí, no te vaya a regañar tu jefa por llegar tarde. Mañana el Neto, o a lo mejor yo le vamos a llegar a la werita ya que no es tu jaina... Ese bato es un gandalla. ¡Hey, no te vayaaas!

─ ¡Ahí te ves, menso! ¡Espero mañana no andes con tus payasadas!

─Jajaja, que cura contigo!... Arre lulú... luego nos wachamos pues. ─en voz más bajita agregó al final: ─Uy, este bato no aguanta la carrilla.




martes, 21 de junio de 2016

El Árbol, Tú y Yo




Tú, con coloridas mariposas revoloteando por tu estómago.
Yo, con engorrosas hormigas escalando mis pies.
Sonreíste por tu alegoría cuando yo me mostré literal.

Tus sutiles manos tomando las mías fueron preludio del
frenesí de mil caricias.

Tú, querías impregnar un instante de amor
desde la raíz hasta las copas de las ramas.
Yo, quería tallar nuestros nombres sobre el
tronco; intento que la fortuna interrumpió con tus besos.

Pedías que aquella hora durase por toda la eternidad,
Yo, quería aprovechar el tiempo apurando mis ávidos labios
y mis manos anhelantes.

Tus ropas transpiraron el aroma del silente eucalipto,
dádiva crepuscular que anunció nuestra inminente despedida.

Las mías solo ansiaron aprisionar tu olor en un ósculo inmortal,
como bálsamo dulce y ubicuo que me acompañase la noche entera.

Me abrazaste con tal fuerza, consciente de lo incierto del mañana,
desencantada por aquella hora efímera e improlongable.

Yo, correspondí a tu cuerpo trémulo, queriendo grabarme
tus ojos ilusionados en el corazón del alma; ahí donde solo yo les
encuentre al transcurrir los años; que sean el tesoro más preciado,
que de tan grato sea imposible no evocarlo.

Héctor Buelna M.


martes, 14 de junio de 2016

Nostalgia Setentera




Cuando mis hermanos mayores no estaban en casa, la tele era para mi solito ─Por fin para mi─. Podía ver alegremente a Cepillín en su programa, y yo coreaba algunas de sus canciones; aprovechaba ya que pronto sería mi turno de asistir a la primaria. 

Un programa de la tarde me intrigaba, por ver a un bebé tan enorme metido en su caminadora, se trataba de Jenruchito, quien me divertía y a la vez me llenaba de curiosidad por ver a ese tipo grandulón imitando la voz de un pequeño que parecía no terminar por aprender a caminar nunca. Enrique Cuenca "Polivoz" era el actor.

Mi mamá directo de sinfonola escuchaba con deleite la hora de Pedro Infante. Con eso y no tanto con las películas fue que se me fueron quedando las melodías y letras de las canciones del astro de Guamuchil. ♪Te quiero así, así, así, porque el amor es bueno...♫.

En la calle era habitual escuchar "La Ramona", una canción jocosa que cantaba otro polivoz en su personaje de el Chachalaco (don Eduardo Manzano). Parte de su letra era ésta: 
"La Ramona se ha fugao con el hijo de cartero... Ramona te quiero.
Como no cabía en el tren se la lleva en un velero... Ramona te quiero. El velero se ha ido a pique por el exceso de peso... Ramona te quiero ♫".

Recuerdo que alguna vez pasaron unos hombres por el río e iban estos cantando sobre su canoa: "La cosecha de mujeres nunca se acaba ♪"... Yo memoricé lo que cantaban, bueno al menos lo más pegajoso, fui hacia mi nana Francisca (abuelita materna), con la parodia que se me acababa de ocurrir y le canté el estribillo: "La cosecha de mi nana nunca se acaba ♫ La cosecha de mi nana nunca se acaba♪. No sé porque razón me dio un fuerte regañadón cuando yo esperaba algún tipo de felicitación por mi osadía. Creo que algo no comprendí en ese momento y ella sí, sin embargo lo entendí poco tiempo después, pues tenía muchas tías (hermanas de mi mamá y eran ocho hijas en total de mi abuelita).

Pero tú canta niño, ve afinándote y deja la timidez que muy pronto tu papá te pedirá que le cantes repetidamente y completita la canción de Pedrito Fernández: "La de la mochila azul".