lunes, 13 de febrero de 2017

Los Amigos del pasado




Aquellos lejanos amigos que no volví a ver jamás desde que fuimos niños, hoy tengo la impresión de que nunca dejé de verlos, será por tantas veces en que recurrí a los recuerdos, y en ellos estaban impresos los juegos, las palabras y sonrisas compartidas, así como muchos momentos especiales que resultaron ser regalos imperecederos de la vida.

¿Cuántas veces habré caminado al lado de uno de ellos, ahora de adulto y sin poder reconocerle? O pudo ser que las miradas se cruzaron y nos vimos extrañados el uno al otro como diciéndonos: "¿No nos hemos visto antes?". 

Y es que, se quedaron en la memoria, permanentemente con sus rostros y cuerpos infantiles.

Hoy recordarlos es como emprender un viaje hacia el pasado. Un viaje hacia la inocencia, al lugar donde guardamos selectivamente los mejor de nuestros primeros años, lo significativo, lo insólito y lo excepcional. 

Un viaje a donde no se requiere comprar boleto, pero si tal boleto existiera, éste tendría impresa la leyenda que dijera: "Úsese cuantas veces quiera y, no se olvide nunca de ser feliz".


 José Héctor Buelna  (foto de 1905)

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