martes, 13 de septiembre de 2016

Seres de Luz





Aquel día que se fue Esperanza, perdió con ella también a Luz.
Soledad fue recurrente, quería quedarse a vivir con él;
le dijo que fuera y viniera.
De pronto, preferió a Dolores, pero tampoco la soportó.

Ahí estaban Jazmín y Rosa, tan bellas como coquetas, desde un jardín ufano.
Margarita no le era indiferente, pero optó por agazaparse tras la ventana,
siempre oyendo los consejos de Alma, gracias a Refugio quien se la señaló.

Buscó nuevamente a Esperanza y le puso Amparo por segundo nombre.
Le imploró que fuera su amiga para siempre.

Con ella recorrió mil sitios, entre lo mundano y lo espiritual, hasta que un buen día...
de pronto, logró ver diminutos destellos.
Victoria estaba de pie esperándolo; lo congratuló por llegar hasta ahí y,  de improviso...
Milagros abrió la puerta.
Fue una ceguera momentánea. El umbral resplandeció, en una inconmesurable felicidad.

¡Ahí estaba ella de nuevo! Su siempre sonriente Luz...
¡Lo ciñó con sus brazos! ¡La envolvió en los suyos!
Iluminó su ser con su tenue luz violeta.
El universo celebró con lluvia y relámpagos
después sonrió con un sublime arcoíris, pues ellos...
en un perpetuo beso, se fundieron.





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